martes, 1 de julio de 2008

MARIA, ESTRELLA DE LA ESPERANZA

“La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios” (Benedicto XVI, “Spe Salvi”)

Nos encontramos a diario, con muchas personas que viven sin esperanza. Se hace natural y cotidiano, pasar por su lado, verlos tumbados en un banco y como si formaran parte del mobiliario urbano, ver sólo un banco…La fuerza de la costumbre nos ciega la realidad y si por casualidad nos fijamos en ellos ¿qué hacer?, algunos piensan que deberían encerrarlos, apartarlos de nuestro entorno, que se diluyeran como la niebla, ¡qué alivio!, al fin y al cabo, ya no tienen remedio… ¿ya no les queda esperanza?.

No es fácil dar respuesta, ¿seremos nosotros su esperanza? ¿cómo decirles que, sólo en Dios está la verdadera esperanza?. Nos dice el Papa en su Encíclica “que del amor a Dios se deriva la participación en justicia y en bondad…”. Cada día recibimos noticias de inmigrantes que llegan en pateras a nuestras costas, pero son un porcentaje mínimo, la mayoría lo hacen en aviones o por carretera. Hombres, mujeres y niños, con un equipaje lleno de esperanzas, buscando una vida más digna. Mientras, los dirigentes de nuestra acomodada Europa, hablan y hablan…, pero ellos, los extranjeros, son los que cuidan de nuestros mayores, de nuestros niños…

Muchos son los interrogantes que esperan respuestas. El Papa nos habla de la fuerza de la oración y de María, estrella de la esperanza, de la luz que alumbra el camino y a Ella nos dirigimos en su advocación del Carmen, a Nuestra Madre de las Huertas, par que interceda por todos aquellos que viven en la desesperanza y mueva los corazones de los hombres para trabajar sin descanso en la construcción de la civilización del amor.

Cáritas Parroquial